Por: Martha C. Bravo Rojas
En los últimos años hemos escuchado acerca del Metaverso y aún es un misterio los alcances que podrá llegar a tener. El metaverso ha emergido como un espacio tridimensional inmersivo que redefine nuestra interacción en línea. Esto representa nuevos retos y oportunidades para el derecho, en donde nuevamente se tiene el reto de evolucionar para no quedarse atrás. Sin duda, el metaverso es un área fértil para derechos de autor, pero también para la innovación y posicionamiento de marcas.
El metaverso proporciona a las marcas la oportunidad única de interactuar con los consumidores en un entorno tridimensional. La experiencia del usuario no se limita a imágenes y texto, sino que se expande a la realidad virtual, donde los consumidores pueden explorar productos y servicios de una manera completamente nueva. En este aspecto, los titulares tienen la oportunidad de proteger signos distintivos en el metaverso como la imagen comercial de una tienda en línea para avatares.
Se pueden construir mundos virtuales que reflejen los valores y estilos únicos de cada marca. Siendo que la personalización se convierte en una herramienta poderosa, permitiendo a los consumidores participar activamente en la creación de su propia experiencia de marca.
También se puede aprovechar el metaverso para organizar eventos virtuales que van más allá de las limitaciones físicas. Colaboraciones con otros actores del metaverso, así como la realización de conciertos, conferencias y lanzamientos de productos, ofrecen nuevas formas de conectarse con la audiencia. La pandemia de COVID-19 llevó al aumento en este tipo de experiencias, donde se podía asistir a los eventos en tiempo real a través de avatares.
El metaverso también introduce la noción de una economía virtual, donde los usuarios pueden comprar y vender bienes y servicios virtuales utilizando monedas digitales. Las marcas pueden crear oportunidades para la participación del consumidor, como la adquisición de productos exclusivos dentro del metaverso.
A medida que las marcas exploran el metaverso, surgen desafíos éticos y de privacidad. La recopilación de datos en un entorno virtual plantea preguntas sobre la seguridad y el consentimiento del usuario, lo que destaca la necesidad de establecer estándares y regulaciones claras. Además, surge el reto de protección de las marcas, recordando que el registro de marcas es territorial y sujeto a una comprobación de uso dentro de ese territorio. La pregunta que surge ahora es: ¿en qué territorio tengo que proteger las marcas que se usan en el metaverso?
En conclusión, el metaverso presenta a las marcas una oportunidad emocionante para redefinir su presencia en línea. La inmersión tridimensional, la personalización y la economía virtual son solo algunos de los aspectos que pueden ser explorados para crear conexiones más profundas con los consumidores. Sin embargo, es imperativo abordar los desafíos de protección para garantizar una transición fluida hacia este nuevo y emocionante horizonte digital.