Inteligencia Artificial en los Procesos Jurisdiccionales

Por: Lic. Martha C. Bravo

¿Qué pensarías de una sentencia escrita con inteligencia artificial (IA)? ¿Estarías de acuerdo con ella? Parte de la función jurisdiccional de los órganos de justicia está ligada a lo humano. Recordemos al sabio Salomón, que supo valerse del sentimiento y la sensibilidad humana para llegar al fondo de la verdad. ¿Podemos realmente dejar de lado ese elemento para tomar una decisión justa?

El avance de la IA ha abierto un nuevo capítulo en la forma en que entendemos la administración de justicia en México. En agosto de 2025, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito, sentó un precedente importante al pronunciarse sobre la validez y los límites en el uso de estas herramientas dentro de los juicios de amparo.

Por un lado, se reconoció que la IA puede ser una aliada útil para tareas de apoyo, como el cálculo del monto de las garantías en un juicio de amparo. Su uso permite reducir errores humanos, aportar transparencia y trazabilidad, generar consistencia en los precedentes y liberar tiempo para que los jueces se concentren en lo verdaderamente esencial: la motivación y fundamentación de sus resoluciones. Sin embargo, el propio tribunal fue enfático en señalar que la IA no sustituye a las personas juzgadoras, sino que debe entenderse únicamente como un auxiliar tecnológico.

Al mismo tiempo, el tribunal estableció principios mínimos para asegurar que el uso de estas herramientas sea ético y responsable, siempre con una perspectiva de derechos humanos. Entre ellos destacan:

  1. Proporcionalidad e inocuidad: la IA debe emplearse únicamente en lo estrictamente necesario para alcanzar fines legítimos, como operaciones numéricas, sin invadir la labor interpretativa o la aplicación de normas jurídicas.
  2. Protección de datos personales: toda herramienta tecnológica debe garantizar la confidencialidad de los expedientes judiciales.
  3. Transparencia y explicabilidad: los jueces deben informar cuándo recurren a la IA, explicar la metodología y los datos empleados, y asegurar que los resultados puedan ser auditados por las partes y órganos revisores.
  4. Supervisión y decisión humanas: la IA nunca reemplaza la deliberación judicial; la última palabra siempre corresponde al juzgador.

La relevancia de estos principios es aún mayor si consideramos que en México no existe una regulación específica sobre el uso de IA en procesos judiciales. Frente a ese vacío, el tribunal hizo un ejercicio de autocontención y recomendó tomar como referencia instrumentos internacionales como las Directrices Éticas para una IA Fiable de la Comisión Europea, el Reglamento de IA del Parlamento Europeo y la Recomendación sobre la Ética de la IA de la UNESCO.

Estas tesis buscan un punto de equilibrio entre innovación y ética: la inteligencia artificial puede contribuir a una justicia más precisa y eficiente, pero siempre bajo parámetros que salvaguarden los derechos humanos, la transparencia y, sobre todo, la centralidad de la decisión judicial humana. Así, México se encamina hacia un modelo de justicia digital responsable, que reconoce en la tecnología un apoyo valioso, pero nunca un sustituto de la función jurisdiccional.

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